quinta-feira, 1 de julho de 2010

Companheiro Arlindo


“Veo aquí a un poeta que, como mas de un hombre, ejerce un atractivo mayor por sus imperfecciones que por todo lo que sale redondo y elaborado de sus manos. (,,,)
Su obra no expresa nunca plenamente lo que en suma quisiera expresar, lo que le gustaría haber visto: parece que hubiese presentido una visión, nunca la visión misma: pero en su alma permanece una sed inmensa de esa visión, y de ella extrae su elocuencia no menos inmensa, nacida del deseo y la avidez. (…)
Su gloria se beneficia del hecho de no haber alcanzado realmente su meta.”
Nietzsche – “Gaia Ciencia”
Companheiro, compañero. El que comparte el pan. El pan dialéctico de la escritura, de las manos que amasan letras e historias (y hacen Historia), levadura con feitiços y “poiesis” horneadas en la mitología fronteriza. Arlindo companheiro, padeiro, cuentacuentero de Riveramento.
En este fin de semana murió Arlindo Ferrão Coitinho. Escritor, periodista, comunista. Santanense. Nacío el 8 de octubre de 1943, en plena segunda guerra mundial.
Arlindo-compa fue peluquero (“barbeiro”), “reporter policial” de periódicos fronterizos, y cronista del cotidiano, como en su disfrutable columna: “Siga o Baile”, publicada por los diarios “A Plateia”, “Jornal da Semana” y por la desaparecida “Folha Popular”. También fue director del Museo Municipal Davi Canabarro (fundado por el historiador –documentalista Ivo Caggiani).

Arlindo-tejedor fue novelista y cuentista con más de 15 obras escritas. Y siempre con ediciones independientes, autogestionadas. “É um dos escritores fronteiriços (talvez o único) – como nos recuerda Luciano Machado en la solapa del libro “Bichicome” – que consegue sobreviver quase exclusivamente da venda de seus livros.” Conocí a Arlindo cuando el SESC - Livramento le hizo un homenaje. Yo estaba desembarcando hacia poco, y me cautivó la lectura de algunas historias o “causos” del “Edil Noventino”. Gracias a la iniciativa de Norberto (gerente del SESC en aquel tiempo) y al periodista Valente, nos juntamos con el teatrero JN Canabarro, y los actores Tito Mendes y Alejandra. A mi me tocó interpretar al edil, y así recreamos algunas de las historias inolvidables de Noventino, en una noche también inolvidable, para Arlindo, para mí, y para todos los que allí comulgamos.
Saramago fallecido hace unos días atrás, ateo practicante, y también un “comunista hormonal”, además de escritor, nos dice: “No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona.”
Arlindo-creador tenía un dios en la pluma. Debajo de sus alas salen a volar personajes entrañables como Rapadura, Coruja, Noventino, padre Cordeiro, o las putas del Caverna y fauna de bohemios del Tupinambá. Arlindo-militante anuncia y denuncia, como en el libro “E a luta, doutor!” que da cuenta de la masacre de cuatro comunistas en el Parque Internacional en el año de 1950.

Sin embargo, Arlindo-tejedor fue poco divulgado, reconocido, no era bien “tolerado” por el entramado seudo intelectual de la elite fronteriza (la que sigue campeando por estos páramos). Los seudo intelectuales, básicamente optimistas, civilizados y creyentes, siguen relamiendose en poemas edulcorados y cuentos lugar-común. Y se desentendieron de Arlindo. Siempre lo hicieron (son escasas las referencias de los intelectuales vernáculos, aunque los hay). Los “seudo” seguro, estarán pensando en como sacar partido de su partida y, maquinando algún homenaje para quedar bien con sus conciencias y mediocres vanidades. Arlindo nunca los necesitó (la frontera no los necesita, el mundo no los necesita, la literatura puede pasar sin ellos). Insisto, Arlindo no los necesita, ni ahora, ni en vida.
De su “poética” (nada académica / nada anémica): “Peço a indulgência dos leitores, quanto as possíveis imperfeições, o estilo incorreto, falhas involuntárias (…) é o meu jeito de sentir e escrever, sem preocupação de escola, mas com a convicção de não pecar nunca quanto a autenticidade e a originalidade.” (Prólogo de Arlindo Coitinho al libro “Pensionato de Bonecas”).

Crônica intitulada Companheiro, do poeta e diretor teatral Michel Croz, que gentilmente nos cedeu para esta homenagem a Arlindo Coitinho. Nas fotos, vemos o escritor em diversas fases de sua vida. Com o popular Catalino, junto ao obelisco, com os alunos da professora Zely Maciel divulgando o livro Estórias do Edil Noventino; junto ao prefeito Oriovaldo Greceller - o primeiro eleito após a ditadura - e o radialista Derli Custódio; e autografando para o saudoso "Gordo Marcelo", que manteve por muitos anos uma heróica livraria e banca de revistas na esquina das ruas Rivadávia e Uruguai.

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